Maestros de capilla
del S. XVIII

Obras de Cobaleda, Agullón, Osete, Mancebo y Bonet

Cronología: 

Maestros de Capilla del S. XVIII

1710
– Muerte de Juan García de Salazar y nombramiento de Alonso Tomé Cobaleda.

1731 – Muerte de Alonso Tomé Cobaleda y nombramiento de Manuel Agullón y Pantoja.

1754 – Muerte de Manuel Agullón y Pantoja.

1755 – Nombramiento de Manuel Osete.

1757 – Marcha de Manuel Osete y nombramiento de Manuel Miguel Piquer.

1758 – Marcha de Manuel Miguel Piquer.

1760 –  Nombramiento de José Bonet.

1767 – Muerte de José Bonet. 

1768 – Nombramiento de Manuel Mancebo.

1788 – Muerte de Manuel Mancebo. 

1789 – Nombramiento de Luis Blasco.

El presente programa está dedicado a la recuperación de la música de cinco de los maestros de capilla que formaron parte de la capilla musical de la catedral de Zamora durante el S.XVIII, en un periodo comprendido entre la muerte de Juan García de Salazar (1710) y la llegada de Luis Blasco a la seo de Zamora (1788), siendo así nuestro propósito el de ofrecer una escucha global de la música que fue escrita en la institución zamorana a lo largo de este siglo.

Desde las primeras décadas del siglo XVIII, la música eclesiástica española experimentó uno de los cambios más profundos de su historia, una “modernización» del estilo eclesiástico caracterizada por la integración progresiva de elementos musicales en la producción de los maestros de capilla del país – hasta entonces tenazmente conservadora –, que en su gran mayoría, ya estaban en uso en el resto de Europa desde principios del siglo anterior y que son representativos del periodo musical que conocemos hoy en día comúnmente como “música barroca”.

Este aire de cambios se revela de manera clara en las composiciones de los maestros de capilla de la catedral zamorana a partir de la primera mitad del S. XVIII, con los magisterios de Alonso Cobaleda y Manuel Agullón y Pantoja. Mientras que el primero puede ser considerado como el integrador del “estilo moderno” y de nuevos elementos, como la aparición de partes monódicas o solistas emancipadas del conjunto vocal, la instalación del acompañamiento general como base de la música, o la renovación instrumental de las plantillas de ministriles – con la aparición del violín o el oboe –, el segundo será el encargado de marcar definitivamente la entrada de esta música en la seo zamorana. Uno de los ejemplos más representativos de esta consolidación es el Parce mihi que compuso Agullón para voz sola, violines y acompañamiento en el año 1726, cuando todavía era maestro de capilla de la colegiata de Toro, ya que integra todos los elementos característicos de esta nueva estética barroca.

Pero la música de esta época no tendría un carácter tan especial si hubiera sido solamente una copia pálida de otro estilo. Su riqueza se encuentra precisamente en su identidad propia, caracterizada por la coexistencia entre las nuevas posibilidades del ámbito musical y el mantenimiento de la tradición heredada de los siglos anteriores, portadora de virtudes a conservar como el decoro y la solemnidad. Es así como podemos encontrar composiciones en las que estas novedades aparecerán acompañadas de elementos característicos del antiguo estilo eclesiástico, como las técnicas de la escritura policoral a varios coros, o la presencia de instrumentos pertenecientes a la estética del siglo anterior, como el bajón o el arpa. Siguiendo este desarrollo, durante el resto del siglo un nuevo concepto de melodía se irá incorporando paulatinamente, en una forma innovadora y absolutamente propia y singular de componer, en la que las líneas de más amplio aliento de los solistas e instrumentos convivirán con los característicos bloques homofónicos del tutti coral.

En 1755, un año después de su fallecimiento, Agullón será sucedido por Manuel de Osete. A pesar de su corta estancia en Zamora – en 1757 se traslada a la catedral de Granada –, Osete mantendrá una buena relación con el Cabildo zamorano, llegando a enviar en varias ocasiones “algunos papeles de música moderna de su composición y muy convenientes para cantar en el coro”. Será durante su periodo como maestro de capilla y el de sus sucesores José Bonet y Manuel Mancebo, cuando las composiciones se hagan más transparentes, con melodías más sencillas y cantábiles, una estructura más regular y un uso cada vez más abundante de la ornamentación, acercándose así a lo que conocemos hoy en día como “estilo galante”.

Aunque tildado por sus numerosos detractores de superficial y profano – por sus orígenes relacionados con la actitud galante y el mundo del teatro -, y por ello no apto para el culto, este nuevo estilo se instalará inevitablemente en la música eclesiástica debido a las posibilidades expresivas con las que contaba. Su puesta al servicio del entendimiento de los textos litúrgicos no sólo sirvió para acercar los fieles a la liturgia, sino que transmite hasta el público de hoy el retrato de los sentimientos humanos más profundos.

Alonso Tomé de Cobaleda (1683-1731) y Manuel Agullón y Pantoja (1702 -1754)
Veni, sponsa Christi, Motete a 5

Manuel Agullón y Pantoja
(1702 -1754)
Beatus vir, Salmo a 9
Laudate Dominum omnes gentes, Salmo a 10

Manuel de Osete (1715-1775)
Laetatus sum, Salmo a 5
Laudate Dominum omnes gentes, Salmo a 5

José Bonet (?-1767)
Laudate Domium omnes gentes, Salmo a 5

Manuel Mancebo (?-1788)
Lauda Ierusalem Dominum, Salmo de Nuestra Señora a 5 (1780)

Alonso Tomé de Cobaleda (1683-1731) y Manuel Agullón y Pantoja (1702 -1754)

Veni, sponsa Christi, Motete a 5

Manuel Agullón y Pantoja
(1702 -1754)

Beatus vir, Salmo a 9
Parce mihi, Lección de difuntos a voz sola (1726)
Laudate Dominum omnes gentes, Salmo a 10

Manuel de Osete (1715-1775)

Laetatus sum, Salmo a 5
Laudate Dominum omnes gentes, Salmo a 5

José Bonet (?-1767)

Laudate Domium omnes gentes, Salmo a 5

Manuel Mancebo (?-1788)

Lauda Ierusalem Dominum, Salmo de Nuestra Señora a 5 (1780)